“Indudablemente, a quien yo había escuchado y visto, con quien quedé encandilado era, nada menos que don Mauro Nuñez, que por aquel entonces llegaba a Buenos Aires con la compañía peruana de Ima Sumac. Pero creo que no hubo una elección tan puntual, sino un encantamiento con su música. Esa cosa de quedarse fascinado con algo que te atrapa…
En aquella época soñaba con un instrumento solista, grande, inmenso en cuanto a la sonoridad. Y es un motivo de gran alegría cuando escucho este instrumento en alguna calle, en algún lugar del mundo.
La música del altiplano está representada en las quenas, los sikus, o ese charango bullanguero con el que tanto tiempo nos hemos acompañado mutuamente. Los instrumentos están en el alma de la gente.
Mi padre me ha inculcado el ser reconocido con quien uno cree que debe reconocer. El hecho de la aparición de Jaime Dávalos, hizo que cuando yo le contaba mis cosas vividas, me hiciera ver lo feliz que había sido todo ese pasaje.
Y lo importante que era tomar esas cosas en la memoria. Jamás la charla con él fue acerca del éxito o del artista en sí. La charla era de cosas mucho más importantes y sustanciales. Buscar y tratar de buscarse a sí mismo. Tratar de ser uno mismo.”
Extracto del C.D
“Jaime Torres”- Colección “Retratos Sonoros” Nº 13.
Producción del programa radial “Raíces” de Blanca Rébori – Conabip – Bs As.